El mundo como lo soñamos: justicia social y comercio justo
por Renia Fermaint Rosa
El mundo parece distante cuando las fronteras físicas o los límites al sueño imponen una lejanía aparente. Pero al redescubrirse la unicidad del movimiento universal que rota en una misma dirección, se hace patente la cualidad indivisible del ser humano.
Así, la conciencia colectiva unificadora genera como resultado natural los vínculos sociales que afirman, estimulan y protegen los derechos vitales. En ese trazo firme que evoca la dignidad inherente de cada persona se ha constituido la enunciación de derechos y libertades que defiende asimismo la igualdad, tal como lo proclama la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 1948, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Partiendo de esta base, debiera ser consecuencia evidente que todo ser humano en cada punto geográfico viviera conforme a los derechos que garantizan su seguridad, el trato digno, la elección de trabajo y salario justo, la educación y la satisfacción de sus necesidades básicas, entre otros. No obstante y ya que la realidad dista de lo esperado, se han continuado gestando formas de interacción social que propugnan derechos y libertades. Tal es el caso de la actividad mundial de comercio justo que es una causa por la justicia social y que el 11 de mayo celebra su día internacional.
Durante entrevista con Karla Durán, copropietaria junto a Joel Franqui de La Chiwinha, ecotienda de comercio justo en Río Piedras, explicó que dicho movimiento global está fundamentado en principios éticos que sostienen y preservan el pago de salario justo, la transparencia en la cadena de relaciones entre productores, distribuidores y consumidores, la equidad de género, la educación y la promoción de las actividades relacionadas, la protección de los trabajadores para evitar que sean explotados y la creación de productos ambiental y socialmente responsables.
“Se desarrolla una relación estable (con el productor) a largo plazo y el pago del precio justo por su trabajo”, indicó Durán para luego puntualizar que son los propios productores los que deciden el precio exacto y se les paga anticipadamente. Además, sostuvo la importancia de la misión educativa que se lleva a cabo mundialmente para que los trabajadores se adiestren de manera continua en áreas de mercadeo, diseño y administración de empresas, entre otras, para asegurar su autosostenibilidad.
Actualmente, La Chiwinha, que pronto cumplirá cinco años de establecida, trabaja con 47 comunidades en 21 países. “Cada cooperativa o proyecto puede tener un enfoque particular”, expresó la también arquitecta. De este modo y por citar sólo dos ejemplos, StopStart, ubicada en Cambodia, es una organización en la que mujeres sobrevivientes de tráfico humano laboran para sustentarse mediante su trabajo. Por su parte, Ghana cuenta con una gran cooperativa de agricultores de cacao, llamada Kuapa Kokoo, mediante la que se benefician miles de familias.
De acuerdo a Durán, aun cuando cada comunidad pueda establecer sus propias normas, es indispensable que todas cumplan con un espacio seguro, limpio y agradable en el que los trabajadores realicen sus tareas y que se les provea de acceso a servicios de salud. Cuando se le preguntó acerca de una experiencia significativa que haya vivido desde que se estableció la tienda, contó sobre un viaje que realizó a Guatemala. “Conocer la cooperativa de mujeres UPAVIM fue inspirador. En poco tiempo lograron unirse y desarrollar un producto (artesanías y textiles) que pudiera mercadearse internacionalmente”, apuntó expresando admiración por su capacidad de trabajar juntas por un bien común.
A su vez, Franqui recuerda con alegría cuando La Chiwinha celebró los cuatro años desde su fundación. “Fue una satisfacción muy grande. Hemos tenido mucho apoyo de la gente”, manifestó orgulloso de la labor y el compromiso que llevan a cabo día a día. Rememoró el encuentro con los agricultores de cacao en Bolivia y el orgullo que sienten al cultivar cacao orgánico y los demás viajes que le han permitido conocer a las personas que trabajan en las diversas comunidades.
Del mismo modo, el arquitecto paisajista destacó la transparencia y la confianza como elementos cruciales en el desarrollo del comercio justo y el establecimiento de relaciones duraderas con las comunidades de trabajadores.
A la pregunta de si sería correcta la posible percepción de que los productos adquiridos de comercio justo implican un mayor gasto económico para los consumidores, Durán enfatizó en varios puntos. “Si lo comparas con un producto de similar calidad, no es más caro que otros (En cuanto a la calidad y el diseño). Los diseños son únicos”, afirmó para garantizar también la durabilidad de dichos productos. En relación a los comestibles, aseveró que el consumidor obtiene un producto orgánico, sin fertilizantes químicos ni procesos artificiales en su producción, por lo que está cuidando y manteniendo su salud. “Ahora mismo hay consumidores conscientes que también están preocupados por la ética de quien lo está vendiendo y apoyan a negocios locales”, agregó.
Sumados a los productos internacionales, La Chiwinha cuenta con locales como aquellos que ofrece Marisel Herbal Bath & Body, Taí Jabones y Velas y los bolsos Concalma. Igualmente, más de 20 agro-productores de Puerto Rico le abastecen de sus productos.
Finalmente, Franqui expresó su anhelo de que comunidades locales se puedan beneficiar del comercio justo y auguró que el próximo paso es continuar fortaleciendo el trabajo colectivo. A nosotros los consumidores, nos toca continuar apoyando y difundiendo esta hermosa, importante y necesaria gesta de amor, concienciación y justicia social.
por Renia Fermaint Rosa
El mundo parece distante cuando las fronteras físicas o los límites al sueño imponen una lejanía aparente. Pero al redescubrirse la unicidad del movimiento universal que rota en una misma dirección, se hace patente la cualidad indivisible del ser humano.
Así, la conciencia colectiva unificadora genera como resultado natural los vínculos sociales que afirman, estimulan y protegen los derechos vitales. En ese trazo firme que evoca la dignidad inherente de cada persona se ha constituido la enunciación de derechos y libertades que defiende asimismo la igualdad, tal como lo proclama la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 1948, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Partiendo de esta base, debiera ser consecuencia evidente que todo ser humano en cada punto geográfico viviera conforme a los derechos que garantizan su seguridad, el trato digno, la elección de trabajo y salario justo, la educación y la satisfacción de sus necesidades básicas, entre otros. No obstante y ya que la realidad dista de lo esperado, se han continuado gestando formas de interacción social que propugnan derechos y libertades. Tal es el caso de la actividad mundial de comercio justo que es una causa por la justicia social y que el 11 de mayo celebra su día internacional.
Durante entrevista con Karla Durán, copropietaria junto a Joel Franqui de La Chiwinha, ecotienda de comercio justo en Río Piedras, explicó que dicho movimiento global está fundamentado en principios éticos que sostienen y preservan el pago de salario justo, la transparencia en la cadena de relaciones entre productores, distribuidores y consumidores, la equidad de género, la educación y la promoción de las actividades relacionadas, la protección de los trabajadores para evitar que sean explotados y la creación de productos ambiental y socialmente responsables.
“Se desarrolla una relación estable (con el productor) a largo plazo y el pago del precio justo por su trabajo”, indicó Durán para luego puntualizar que son los propios productores los que deciden el precio exacto y se les paga anticipadamente. Además, sostuvo la importancia de la misión educativa que se lleva a cabo mundialmente para que los trabajadores se adiestren de manera continua en áreas de mercadeo, diseño y administración de empresas, entre otras, para asegurar su autosostenibilidad.
Actualmente, La Chiwinha, que pronto cumplirá cinco años de establecida, trabaja con 47 comunidades en 21 países. “Cada cooperativa o proyecto puede tener un enfoque particular”, expresó la también arquitecta. De este modo y por citar sólo dos ejemplos, StopStart, ubicada en Cambodia, es una organización en la que mujeres sobrevivientes de tráfico humano laboran para sustentarse mediante su trabajo. Por su parte, Ghana cuenta con una gran cooperativa de agricultores de cacao, llamada Kuapa Kokoo, mediante la que se benefician miles de familias.
De acuerdo a Durán, aun cuando cada comunidad pueda establecer sus propias normas, es indispensable que todas cumplan con un espacio seguro, limpio y agradable en el que los trabajadores realicen sus tareas y que se les provea de acceso a servicios de salud. Cuando se le preguntó acerca de una experiencia significativa que haya vivido desde que se estableció la tienda, contó sobre un viaje que realizó a Guatemala. “Conocer la cooperativa de mujeres UPAVIM fue inspirador. En poco tiempo lograron unirse y desarrollar un producto (artesanías y textiles) que pudiera mercadearse internacionalmente”, apuntó expresando admiración por su capacidad de trabajar juntas por un bien común.
A su vez, Franqui recuerda con alegría cuando La Chiwinha celebró los cuatro años desde su fundación. “Fue una satisfacción muy grande. Hemos tenido mucho apoyo de la gente”, manifestó orgulloso de la labor y el compromiso que llevan a cabo día a día. Rememoró el encuentro con los agricultores de cacao en Bolivia y el orgullo que sienten al cultivar cacao orgánico y los demás viajes que le han permitido conocer a las personas que trabajan en las diversas comunidades.
Del mismo modo, el arquitecto paisajista destacó la transparencia y la confianza como elementos cruciales en el desarrollo del comercio justo y el establecimiento de relaciones duraderas con las comunidades de trabajadores.
A la pregunta de si sería correcta la posible percepción de que los productos adquiridos de comercio justo implican un mayor gasto económico para los consumidores, Durán enfatizó en varios puntos. “Si lo comparas con un producto de similar calidad, no es más caro que otros (En cuanto a la calidad y el diseño). Los diseños son únicos”, afirmó para garantizar también la durabilidad de dichos productos. En relación a los comestibles, aseveró que el consumidor obtiene un producto orgánico, sin fertilizantes químicos ni procesos artificiales en su producción, por lo que está cuidando y manteniendo su salud. “Ahora mismo hay consumidores conscientes que también están preocupados por la ética de quien lo está vendiendo y apoyan a negocios locales”, agregó.
Sumados a los productos internacionales, La Chiwinha cuenta con locales como aquellos que ofrece Marisel Herbal Bath & Body, Taí Jabones y Velas y los bolsos Concalma. Igualmente, más de 20 agro-productores de Puerto Rico le abastecen de sus productos.
Finalmente, Franqui expresó su anhelo de que comunidades locales se puedan beneficiar del comercio justo y auguró que el próximo paso es continuar fortaleciendo el trabajo colectivo. A nosotros los consumidores, nos toca continuar apoyando y difundiendo esta hermosa, importante y necesaria gesta de amor, concienciación y justicia social.