La Madre Tierra en su eterna sabiduría nos ofrece una diversidad de resinas, maderas y plantas cuyos aromas al quemarse resultan beneficiosos a nivel físico y energético. Es por esto que tradicionalmente conocemos que los Reyes Magos le hicieron ofrendas de Mirra y Franquincienso, además de Oro, al niño Jesús. Todos regalos dignos para un rey según el simbolismo de la tradición.
En esta entrada te ofrecemos una guía básica para que puedas utilizar estas resinas y vivir sus beneficios para honrar a la reina que hay en ti.
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La mirra es una resina maravillosa que desde la antigüedad se ha utilizado por muchas culturas. En la mitología griega se le conoce como el perfume del erotismo ya que tiene un aroma espectacular muy energizante. Los egipcios la utilizaron para embalsamar y en el Imperio Romano lo usaban como medicamento, básicamente como anestésico.
Entre sus beneficios físicos tenemos que:
eleva el sistema inmunológico
abre las vías respiratorias
aumenta la circulación de la sangre
proteje la piel
funciona como antiséptico, por eso es ampliamente usada en odontología
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El franquincienso se obtiene de la corteza, la
flor y la hoja de un arbol milenario de Oriente. Su resina ha sido utilizada en tratamientos curativos y
en rituales espirituales desde hace más de cinco mil años. Se conoce que
la civilización egipcia lo utilizaba para diferentes rituales y en especial para el
embalsamado de sus faraones. mas info aquíEsta milenaria planta se valora como el oro espiritual. Sus mitos y leyendas lo catalogan como una medicina mágica para el alma y para el cuerpo. Tiene un aroma dulzón, suave y amaderado. Se puede conseguir como aceite esencial, inciensos de varita o cono y también como resina para sahumerios.
El aroma del Franquincienso nos ayuda a:
contrarrestar los trastornos de sueño
fortalecer el sistema inmunológico
enfocar nuestra mente para meditar
puede abrir el camino espiritual y ayudar a alinear las energías místicas
purificar el ambiente de influencias negativas
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Precauciones generales:
- Encender el incienso o resina en un envase adecuado (portainciensos, quemadores, platos hondos o difusores).
- Ejercer cautela cuando manejas fuego y llamas vivas.
- Estar pendiente al tener un incienso encendido, ¡nunca dejarlo desatendido!
- No dejar el incienso en manos de los niños o personas fácilmente distraibles.
- No dejar el incienso cerca de un objeto que pueda llegar a ser motivo de un incendio.
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